Desde
siempre hemos oído que el C.I. era determinante para saber si una persona
tendría éxito en la vida, un test podría marcar el futuro de su éxito
profesional y vital. Sin embargo, hace ya varios años que sabemos que son otras
capacidades las necesarias para el éxito en la vida. Y esas no las medía ningún
test de inteligencia.
Si
pensamos por un momento la importancia que las emociones tienen en nuestra vida
cotidiana, rápidamente nos damos cuenta de que la mayoría de las veces marcan
todas nuestras decisiones casi sin percatarnos. La mayoría de nuestras decisiones
están tintadas (si no dominadas) por las emociones.
Ante
esto hay que admitir que hay gente con un dominio de su vida emocional mucho
mayor que otra. Y es curioso ver que poca correlación hay entre la Inteligencia
racional y la Inteligencia Emocional. Un caso extremo sería el típico
"empollón", que llevado al límite es una máquina intelectual pero con
una vida emocional desastrosa. Por otro lado podemos encontrarnos con gente que
no paso de la escuela primaria pero que llevan una vida exitosa y poseen una
vida ordenada y envidiable. Estos casos extremos no son lo común, pero es
necesario darse cuenta de que hay que prestar mayor atención a este tipo de
habilidades que pueden marcar nuestra vida tanto o más que el C.I.
Un CE bajo + CI bajo =
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Pocas posibilidades para alcanzar objetivos satisfactorios en la vida.
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Un CE bajo + CI alto =
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Capacidad para los estudios pero dificultad para todo tipo de
relaciones personales además de incapacidad para disfrutar emocionalmente de
la vida.
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Un CE alto + CI bajo =
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A pesar de tener pocas capacidades intelectuales el individuo puede
compensarlas con sus habilidades emocionales para la consecución de sus
objetivos vitales.
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Un CE alto + CI alto =
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Grandes posibilidades de consecuciones profesionales y personales en la
vida.
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